El símil gastronómico es muy gráfico y evidente en este caso.
Una empanada (gallega, de las buenas) tiene un selecto contenido, que, previamente guisado, se coloca en el interior de la masa, cuidadosamente elaborada.
El esmero en la ejecución tanto del continente como del contenido es máximo: la fina masa de harina, el punto exacto de sal, el bacalao, el bonito o las riquísimas zamburiñas, el tomate…bien horneado un tiempo concreto, de forma que nada queda a la improvisación.
En la OF, hay temas a desarrollar importantes “per se”: la Gestión, la Comunicación y el Marketing, la Arquitectura y el Ahorro energético, los Recursos Humanos y su motivación, la Fidelización del cliente, la Innovación y la Calidad, los Nuevos Servicios…, y cada año deberíamos destinar una parte (previamente decidida) de los beneficios a estas inversiones…pero sin perder la perspectiva general.
Todo debería formar parte de un Plan de Acción Global o Master-Plan, que con ingredientes de excelente calidad, nos iremos comiendo en pequeñas porciones. Fijemos los aspectos a desarrollar y un calendario objetivo de cumplimiento. Cada ingrediente tiene un tiempo de cocción, y no es lo mismo guisar pimientos, cebollas, o un bacalao.
¿Tienes un Plan de crecimiento a tres años? ¿Has puesto nombre y apellidos al desarrollo de tu OF, valorando económicamente cada capítulo?
La empanada será un suculento plato al que nadie podrá resistirse: Comencemos.
En sucesivas entradas iremos desgranando las claves para obtener el preciado manjar…
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